Me llamo Sergio de las Heras, nací en Madrid y si me hubieras preguntado hace menos de una década si me imaginaba viviendo en Paris y ganándome la vida como guía turístico, sinceramente, me hubiese dado un ataque de risa. Pero a veces la vida nos da la oportunidad de cambiar de rumbo, de alguna manera, a veces rara y muchas veces inesperada, nos hace una señal de “algo” y ya está en cada cual aprovecharla o dejarla pasar, y ambas son igualmente válidas.
Yo decidí aprovechar esa oportunidad.
Y llegué a Francia, sin hablar francés, sin conocer muchas costumbres, pero gracias a Lucille, quien haciendo honor a su nombre fue el primer destello de luz que me deslumbró de Paris (mucho antes que la torre Eiffel y con mucha más fuerza). Gracias a ella encontré a los que hoy quiero como mi propia familia francesa, a quienes me acogieron como a uno más y me ayudaron mucho a dar mis primeros pasos aquí.
Tarde 9 días en encontrar trabajo en un restaurante indio, al lado de Notre Dame, donde estuve unos meses trabajando y coleccionando anécdotas prácticamente a diario, casi siempre por malentendidos con los compañeros por el idioma, o porque el jefe quería que me afeitase a diario (y lo consiguió… una sola vez.)
Después estuve trabajando en una discoteca en el barrio latino 6 días a la semana, pero como vivía a 23 kilómetros de Paris se me complicaba la vuelta a casa (salía de allí sobre las 15h y volvía a las 4 de la mañana del día siguiente)
Sinceramente, para hacer esto me podía haber quedado en Madrid porque yo no había venido a Paris a esto, yo sabía que era un medio para alcanzar un fin, y es que a estas alturas ya había descubierto el maravilloso mundo de las visitas guiadas en Paris.
Y eso era lo que me daba fuerzas porque en el fondo de mi yo sentía que cada mojito que preparaba era un mojito menos que me quedaba para salir de ahí. Recuerdo intentar estudiar un poco cada día, después de desayunar y antes de salir, y también grabarme leyendo mis propios resúmenes para escucharlos en el transporte público. No fue fácil, de hecho, necesité varios intentos para conseguir trabajar como guía, había mucha información que asimilar y mis horarios no ayudaban por lo que suspendí la prueba practica dos veces, no tenía ninguna certeza real de estar haciendo lo correcto en aquel momento… y aun sonrío recordándolo mientras escribo estas líneas.
Han pasado 6 años, en este tiempo me ha dado tiempo de crecer, de madurar personal y profesionalmente, de conocer Paris cada día un poco mejor y sin dejar de sorprenderme. Desde entonces no he parado de leer y de estudiar por dos razones, por el placer de saber y conocer y por el de poder compartir todo esto con la gente. Tras estos años de cursos y titulaciones, ahora soy guía con licencia oficial, autorizado no solo a guiar en la calle sino también dentro de los museos y palacios del patrimonio francés, ¿y sabes qué? Que ha sido cada tour, cada pregunta que me habéis hecho tras una explicación, cada felicitación y, sobre todo, cada critica negativa, lo que mas me ha ayudado a aprender, a crecer y a mejorar. Gracias de verdad, espero poder seguir poniendo todo esto a vuestra disposición durante tus próximas vacaciones en Paris.
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